17.8.10

Quien te dijo que podías derribarme
Quien te dijo que mataste mi fe
Si creí que eras todo en mi vida
Me equivoque
Te cedí todo mi territorio
Y aumente mis fronteras por ti
Y en el tiempo que duro tu mentira
Yo fui feliz
Y sin piedad
Revelaste tu intención
Jugaste tu partida
Y me creíste el perdedor
Eres tu el que perdió
Eres tu quien no entendió
La pureza de mis ojos
Y la grandeza de mi amor
Tú te vas arrepentir
No soy yo quien va a sufrir
Ahora sigue tu camino
Sigue viviendo pero sin mi
Ya no amargas mis presentimientos
No he sentido el sufrir por ti
En el fondo solo deseo
Que estés feliz

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.