5.5.10

Todavía no sé que fue... si fue un sueño que se tornó en pesadilla, o la realidad que no para de atormentarme. Ya no queda más nada por hacer ni por decir, que valga la pena; ninguna estúpida frase va a hacer que vuelvas a mi lado. Quizás nunca te fuiste, pero si lo pienso dos veces... ¿irte de dónde? ¿Cuando fue que llegaste? ¿Cuando fue que dejaste tus cosas para empezar a quererme? Pero ya está, cumpliste tu capricho: me tuviste, me usaste y me dejaste. Bastante simple, ¿no?

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.