25.4.10

Y me puse a pensar en vos, en esos días 
en que todo estaba bien entre los dos, 
con vos, en esos días en que yo tenía tu amor. 
Era un sueño sin razón, yo no supe más de vos 
pero siempre esperé verte llegar con el beso 
que soñaba y nunca me vino a buscar. 

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.