14.4.10

Es que me gusta tu cara, me gusta tu pelo soñar con tu voz cuando díces que te quiero me gusta abrazarte, perderme en tu aroma Poder encontrar en tus ojos el cielo me gusta tu risa, me gusta tu boca me gusta creer que por mí tú estás loco cómo quiero que sientas conmigo la calma y cuando llegue la noche, cuidarte el alma

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.