28.2.10

Tenían razón Mis amantes En eso de que, antes, la mala era yo, Con una excepción: Esta vez, Yo quería quererlo querer Y el no. Así que se fue, Me dejó el corazón En los huesos Y yo de rodillas. Desde el taxi, Y, haciendo un exceso, Me tiró dos besos... Uno por mejilla. ♫

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.