12.7.09

vos compraste tu educación/ te dejaste rascar el lomo/ un día decís me las tomo, y no mostraste nada/ ahora alquilas el amor/ te excitaban otras cosas/ ibas a cambiar el mundo, y no cambiaste nada/ hay que remar igual en subida que en la bajada/ lo mismo es errarle a la salida que a la llegada/ cuando todo estaba oscuro/ ay como brillaba tu alma/ hoy se apagaron tus luces, ya no te brilla nada/ me convencías de todo/ me transmitías confianza/ de todo eso que era tuyo, ya no te queda nada/ ya no sobran como antes las ganas de abrazarte/ ya no sobran como antes las ganas de mirarte/ ni de abrazarte, ni de mirarte/ y no mostraste nada/ y no cambiaste nada/ ya no te brilla nada/ ya no te queda nada//

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-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.