12.7.09

Le doy miel solo a quien se me antoja.

Dura, frágil e insegura por los amores, tomo las armas y me cuido del amor. Basta saber que por dentro y por fuera soy de espinas como una rosa, alma blanca y de roca, le doy miel sólo a quién se me antoja. Aprendí a no creer en sombras; al corazón finjo ser sorda porque a él también lo engañaron, pero yo lo he resucitado. Como sufre quién no lo crea, se atormenta con mil problemas. Soy mujer y por cierto, nunca pierdo; dura y fuerte y no dejaré de serlo. Digan lo que digan de mí : soy feliz y a mí no me importa. Mírame, estúdiame, critícame, envídiame si querés como quieras pensarás sola, yo triunfaré. Como mujer yo he sabido querer y NO me dejo engañar le doy mi corazón a quien me sepa respetar. Sé que parece ingenuidad, pero hay algo que me dice que es verdad : que algún día te voy a encontrar, y no voy a dejarte escapar. Sabré que eres tú, real; humano fantástico y normal. Sabré que eres tu y que al final.. Sí, tengo tanto que aprender: para amar, hay que entregar, hay que creer. No, no sé cuando llegarás... tal vez sea cuando deje de esperar, cuando entienda lo que es libertad; cuando sepa querer, sin dudar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

-Bella –sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.